viernes, 21 de enero de 2011

El manto del olvido...

Olvidar. Borrar aquel pasado, dejar a la memoria en su propio silencio. Sin palabras, sin voz, nada que pueda evocar la presencia de su existencia, o lo que no fue, o lo que pudo haber sido. El olvido, fruto marchito de un árbol caído; sombra devastadora y silencio aciago, llevas en tu oscuridad los recuerdos más valiosos; los sueños y la memoria de aquel que creyó haber sido en otro tiempo.

Es nada. Tal como el viento sopla y trae tormentas, el mismo viento y su soplo alejan las nubes oscuras. Queda atrás el recuerdo. Queda atrás esa luz que parecía ser nuestra, donde los hechos del pasado podían ser presentes.

No queda más que olvidar, borrar aquello que fue vida y alguna vez una sonrisa. Dejar los fragmentos, el escarnio y el dolor. Quemar en lo más profundo del corazón dicho recuerdo; dejar que desvanezca en la sombra de una lágrima y así olvidar incluso quien fui yo.

Pareciera ser tan solo una burbuja, un falso conjuro o un engaño del vacío. No recuerdo la palabra, el último silencio se la ha llevado lejos, ha desaparecido, apagando lo que fue un brillante fuego azul.

jueves, 20 de enero de 2011

El tiempo y su delito

El pasado besó al presente. Su peor delito; involucrarse con otro tiempo. Dos tiempos confluían en un mismo momento, pasado y presente juntos en su delito amatorio. El pasado fue, estuvo y amó al presente. El presente es y está: su amor es el pasado. ¿Y cuál es el delito de amar a otro tiempo? El presente no lo entiende, su amor es eterno, mas, el pasado lo ha olvidado, como aquellos recuerdos que desaparecen y se vuelven nada en el silencio. El tiempo es como un río, mas alguien lo ha dicho; donde lo que fluye es el presente y las piedras conforman parte del pasado. Inmutables, hieráticas, no pueden ser sino aquello. El pasado se hunde en su propio tiempo.

El viento

Hermoso viento, serena manifestación del aire,
poderoso es tu reino que domina los cielos,
grandes las nubes que cubren tu imperio.

Sopla fuerte, aciaga tormenta,
o más suave, dulce brisa primaveral.
El viento es origen, fuente de purificación,
movimiento constante,
movimiento disperso.
El viento eres tú,
Yo soy el viento.

Hubo una flor...

Hubo una flor, pequeña y marchita.
Hubo un suspiro, que en grito se transformó.
Hubo un amor, del cual ya no queda nada.
Sólo silencio, puro, primigenio.
Ni esperanza.
Todo se desvaneció.